viernes, 28 de noviembre de 2008

Pájaros


Uno de los mayores placeres de vivir en esta ciudad son los atardeceres. Cualquiera que haya pasado uno en algún parque del centro de la ciudad, o haya caminado sobre la avenida Itzaes a las 6 de la tarde sabe de lo que hablo. A esa hora los pájaros regresan a sus nidos dispuestos a descansar, al igual que miles de yucatecos que están saliendo del trabajo y van camino a casa, es la hora pico, el tráfico está a todo lo que da. El ruido de los pájaros es espectacular, es música, al menos lo es para una romántica como yo.

Cuando tenía 13 años tomé un curso de computación en el centro, por lo que de lunes a jueves al salir de mi clase, esperaba el camión que llevaría de vuelta a casa, en el parque de San Juan, entre pájaros y palomas el panorama visual que se me ofreció cada tarde y durante más de un año me resulta inolvidable. Inolvidables también las 3 ocasiones en que fui "bendecida" con un "regalito" de las palomas, pero eso mejor lo dejo para el anecdotario.

Todos deberían tener la oportunidad de disfrutar de estos asomos de belleza que tiene la naturaleza entre tanta estructura cuadrada y gris. Estoy segura que en cada ciudad del mundo existen situaciones que debido a la cotidianidad se nos han hecho invisibles, pero si abrimos bien nuestros sentidos descubriremos cosas maravillosas.

martes, 11 de noviembre de 2008

Ya no huele a muerto

Amo noviembre, siempre he dicho que huele a muerto, no me mal entiendan. El Hanal Pixan se siente, se vive. Mi familia siempre lo ha celebrado, desde el 31 la salida al mercado es obligada. Ese día compramos flores, incienso, dulces, hoja de tamal, masa, atole, en fin, todo lo necesario para poner un altar como es debido, una pasadita por la Plaza Grande también es obligada, el concurso de altares que organiza el Gobierno del Estado es de los eventos más bonitos que tenemos, de los que más me llenan de orgullo, este año lo he disfrutado como nunca gracias a mi materia de Psicología del Mexicano que me ha hecho revalorar mi cultura.









Las historias 'de espantos' no se hacen de esperar, las películas en la tele por ocasión de Halloween contribuyen a perfeccionar el ambiente. El 1° de noviembre, la mañanita es lo más delicioso del mundo, me despierto con el olor a incienso que ha minado toda la casa, después el humo me ha traído otro olor, el chocolate, eso me levanta de la hamaca y voy directo a la cocina, donde encuentro a mi mama, quien se ha levantado desde las 6 de la mañana ha prepararle el desayuno a los muertitos. Una vez levantados nos sentamos todos a desayunar pan de muerto, atole y chocolate. Son las 10 de la mañana, empieza lo fuerte del día, la preparación del Pib, desgraciadamente en mi casa no se hace como tradicionalmente debería, es decir, no lo enterramos, lo hacemos en unas ollas especiales que hornean, pero he de confesar que su sabor no le pide nada a los enterrados, el Pib de mi mamá es el mejor del mundo. Debido a que sólo son dos ollas, se hacen de 2 en dos. A la 1 ya salió el primero que será para las ánimas y es que mi abuelo, mi tatarabuelo y mi papá almorzaban temprano. A las 4 ya nos morimos de hambre y cada quien corta su PIB, el mío sin huesos, el de mi hermana con mucho chile, el de mi abue con muchos huesos, el de mi mamá un balance entre estos tres. Son las 4:30, pero todavía quedan Pibes para hornear, continuamos con las películas de terror, pero esta vez mexicanas, Macario, Vacaciones de Terror, Santo y las mujeres vampiro. Las 7 se acaba de terminar el último Pib.






CORTE A: Todos los años, el día 2, vamos al cementerio... al igual que todo Mérida, el sol está a todo lo que da, se avanza a vuelta de rueda y las colas para llenar un cubo de agua son interminables. Este año el cementerio estará abierto las 24 horas durante los tres días (31, 1 y 2). TERMINA CORTE A

Este año decidimos que queremos conocer el cementerio de noche y evitarnos la matazón del día siguiente, nos arreglamos rápidamente y a las 8 de la noche ya estamos en el cementerio, el gobierno de la ciudad ha implementado un programa de seguridad ejemplar y nuestra visita fue de lo más tranquila, nada de sustos ni ruidos extraños, nada de borrachos ni drogadictos... nada de gente, no tenemos esa tradición, podíamos ver una que otra lucecita aquí y allá, o sombras presuntamente de gente viva, que tomó la misma decisión de nosotros. 10 de la noche, llegamos a la casa, mi mamá está desesperada pues sus 'parientes' cenaban a las 8, pone nuevamente en el altar, pan, atole, chocolate y frutas. Todos estamos cansados, cenamos lo mismo que nuestros muertitos y el día ha terminado, yo prendo mi tele y sigo disfrutando de más películas para tener pesadillas.


Día 2, despertamos casi al medio día, desayunamos-almorzamos Pib mientras contamos nuestras experiencias de la noche anterior, a mi abuelita se le subió el muerto, el perro no dejaba de ladrar, a mi hermana le tocaron la pared, mi mamá soñó con mi papá, cosas de ese tipo. Otra vez el olor a incienso, en las noticias nos narran las vivencias del día anterior, vivencias que cada familia que se precie de ser yucateca ha tenido en mayor o menor medida.

Definitivamente amo noviembre, hoy es 11, ya no huele a muerto ¡pero huele a Feria!