viernes, 10 de abril de 2009

Perro de barriada


El miércoles vi Slumdog Millionaire (cómo ya escribí antes, me gusta ver las películas con el cine vacío), hoy escribo esto mientras escucho el soundtrack y las imágenes vuelven a pasar por mi mente. El soundtrack es una verdadera y absoluta belleza, definitivamente DEBO comprarlo, porque el que bajé fue deagrapa, siempre hago eso, si al menos 3 canciones valen la pena, lo compro. Este vale cada centavo.

No puedo creer que haya podido aguantar tanto tiempo sin haberla visto, claro en esos momentos no sabía de lo que me estaba perdiendo.

Soy bien fan de Brad Pitt y quería que Benjamin Botones ganara mejor película en los Oscars (una real pendejada, pues era la única que había visto) pero Slumdog Millionaire me hizo morderme la lengua con todo gusto, la escena de los niños siendo perseguidos por el barrio va más allá de las palabras, es mi favorita, es para verla una y otra vez y extasiarse de la manera en la que la cámara logra que el sudor, la mugre y la pobreza se vuelvan atractivas, se vuelvan una obra de arte.

Corte A, me pongo a pensar lo cabrona que es la vida y que en realidad hay personas que viven esa realidad y la manera en la que aprenden y maduran... nadie puede culparlos de ser unos badass. En mi caso, las cosas siempre se me han dado muy fácil y los Salim (de 7 años) del mundo fácilmente podrían llevarme al baile, yo no tengo ese cayo y no es que desee su vida, pero sí me hizo darme cuenta que soy una inmadura y que no se nada de nada. El jueves vi a unos niños de esos que venden chicles, sentados en las escaleras de un edificio de Telmex, comiendo unos tacos en un plato de unicel, recordé la película y juro que me dieron ganas de llorar, sentí un profundo respeto por ellos. Mi papá siempre decía "En la escuela de la vida, las experiencias cuestan caras, pero sólo ahí se educan los insensatos" yo creo que sólo ahí nos educamos todos realmente. Yo todavía voy en primaria.

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